Tenía un tiempo
sin escribir, y hoy decidí hacerlo para compartir un tema que me conmueve y del
que me siento muy cercana, sensible y que siempre ha llamado mi atención. Tiene
que ver con lo que hoy denominamos “LOS NIÑOS O PERSONAS ESPECIALES”.
Especiales en el sentido, que hay una atención diferente que tener hacia ellos,
debido a una discapacidad intelectual, motriz, cognitiva o hereditario que los
hace salir de los parámetros normales o comunes para la edad que estén
viviendo.
Actualmente, en
los colegios, en las familias y en la comunidad en general, se ha notado la
presencia más recurrente de estos “niños con necesidades especiales”. ¿Cuál es el motivo de
este aumento? No lo sé con claridad ni certeza, lo que sí sé, es que deberíamos
primeramente: dar gracias a Dios porque nuestros hijos, familiares y conocidos
más cercanos son o están “sanos” y segundo: tener una iniciativa en prestar
ayuda en la medida de nuestras posibilidades, acompañada de mucha comprensión y
paciencia para entender las respuestas o formas de ser de estas personitas que
llamamos “especiales” y de los familiares que hacen vida con ellos.
Una amiga
querida me ha dicho siempre que TODOS
SOMOS ESPECIALES, y realmente lo creó así. Unos tenemos talentos para hacer
unas cosas (manualidades, deportes, repostería, coser, hablar en público,
manejar situaciones incómodas…) otros responden más o menos rápido a una llama
de atención y corrigen, algunos entienden después de 2 o hasta 3 explicaciones,
y así una variedad de respuestas que realmente nos hacen especiales.
La invitación
que quiero hacer hoy va relacionada a cómo podemos
enfrentar y asumir este tipo de realidades. Empiezo así:
- Cargarse de mucha paciencia, acompañada de gracia de Dios y mucha cercanía a ÉL. Sin la ayuda sobrenatural, muchas veces tiraremos la toalla. Es una manera de acompañar el sufrimiento personal al de Nuestro Señor, que realmente murió por cada uno de nosotros, por ese amor inmenso que tiene a todas las personas.
- Conocer a profundidad la discapacidad o la limitante (física o emocional) que pueda tener nuestro hijo, alumno, familiar, etc. Hay que investigar, leer, conversar con especialistas que nos den estrategias, métodos, respuestas… para abordar las situaciones diarias. Usar calificativos o descriptores que animen a la aceptación, la comprensión... No es igual decir: "Tienes un niño con condición especial, como Down" a decir "Tienes un niño mongólico" ...
- Entender que muchos de estos niños o personas de avanza edad responden a RUTINAS CLARAS, la formación de hábitos y formas de actuar determinantes, colaboran a que estas personitas puedan conocer y desenvolverse de mejor forma cada día que pasa.
- Respetar los tiempos de respuestas, la forma en que se expresan y de actuar. Tenemos que pensar primero en ellos, en cómo podemos ayudarles para luego entre los dos encontrar las soluciones.
- AMARLOS, tratarlos con inmenso cariño. En ese amor y en esa entrega que se hace por y para ellos, se verá reflejado el sentido que tiene nuestra vida. Un niño y un adulto sienten el cariño que tú les transmites en todo momento, así querrán estar contigo y será más llevadera la situación especial que tengamos enfrente.
Ánimo!!! Mucho ánimo!!!
Si nos topamos con estas personitas
especiales en algún momento de nuestra vida, pues pongamos nuestra mejor
cara, sonriamos, saludemos y hagámoslo con la mejor disposición que podamos tener…
valdrá la pena!
Les dejó aquí un
link interesantísimo de leer a
propósito del tema que vengo conversando, es una reflexión hermosa y nota de
prensa del Papa Francisco, sobre un encuentro que tuvo con niños enfermos y sus
familiares en mayo de este año. Se lee rápido…
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